Buscando fuerza en tiempos de crisis

Como tradición Gaudiya Vaishnava la cual está centrada en elevar a la sociedad humana del sufrimiento y ayudarla a conectarse con el Supremo, último refugio y fuente de paz, los miembros de ISKCON están angustiados de ver al mundo tan profundamente afectado por la agitación de COVID-19.

Ofrecemos nuestras oraciones por el bienestar de todos los afectados por la pandemia. Oramos por esas almas que han partido, y por sus familiares y amigos. También rezamos por los que están enfermos y sus seres queridos. Y oramos por esas millones de personas que sufren el impacto financiero del coronavirus y que se preocupan por la seguridad de sus familias.

Ofrecemos nuestra gratitud a aquellos en primera línea que protegen tanto a los vecinos como a los extraños. Ofrecemos nuestro más profundo agradecimiento a los miles de médicos, enfermeras y otros profesionales de la salud que dejan de lado su propia seguridad para proteger a los necesitados. También damos las gracias a la policía, a los oficiales del gobierno, a los conductores de autobuses, a los empleados de supermercados y a los muchos hombres y mujeres «comunes», aunque heroicos, que han dejado de lado el miedo y la comodidad personal para asistir a sus hermanos y hermanas.

También nos inspira ver a otros creyentes de la Divinidad, de cualquier tradición, congregándose de formas novedosas para mantener viva su fe y sus conexiones. Elogiamos a las personas de todas las religiones, ahora prohibidas en las vías ordinarias de comunión, que todavía estudian libros sagrados, rezan, cantan y adoran en casa y en foros virtuales, tanto grandes como pequeños. Ustedes nos dan fe de que, como se indica en las enseñanzas Vaishnavas, nuestra devoción a Dios nunca puede verse impedida por ningún obstáculo material.

Se dice que los momentos más difíciles sacan lo mejor de las personas. Las tradiciones de sabiduría del mundo también nos dan fuerza, esperanza, determinación y diferentes perspectivas de la vida que nos permiten continuar frente a grandes males y luchas.

La religión y la espiritualidad a lo largo de la historia han jugado un papel esencial para elevarnos.

Pero ¿por qué todos debemos sufrir tanto? Los profetas, avatares, santos y sabios del pasado a menudo cuestionaban la dirección de la sociedad humana. ¿Cuál es esa dirección hoy? Parece que estamos impulsados, casi en contra de nuestra voluntad, principalmente por un objetivo compartido, una fuerza impulsora: explotar los recursos de la tierra en busca de un crecimiento económico interminable y un consumismo descontrolado, y la creencia de que los placeres temporales pueden cumplir los deseos del corazón. Nuestro planeta, y ahora nuestra salud, se han convertido en daños colaterales de esta cosmovisión.

Ahora, a pesar de todos nuestros avances económicos y tecnológicos, nos hemos visto obligados a reducir la velocidad. ¿Podría ser que, en medio de esta crisis de enfermedad, tenemos la oportunidad de despertar a nuestra crisis del espíritu? Momentos como estos pueden unirnos para comprender nuestras vulnerabilidades, nuestra interdependencia, nuestro planeta y Dios.

Muchas personas, comunidades y organizaciones están respondiendo con dignidad y esperanza. Estamos haciendo barbijos, cantando conciertos en catedrales silenciosas, compartiendo kirtan en alabanza con amigos y familiares a través de internet y en todos los continentes.

Estamos respondiendo con compasión para asegurar que nuestros vecinos sobrevivan. ISKCON también está tratando de hacer su parte. En India, por ejemplo, ISKCON ha entregado más de veintisiete millones de comidas gratis a los necesitados.

Mientras nuestros corazones se rompen al ver el sufrimiento a nuestro alrededor, la cuarentena obligada revela algo… Nuestros ríos son más limpios. Nuestro aire más fácil de respirar. Podemos escuchar pájaros nuevamente en nuestras ciudades, vemos las montañas más claramente. Entonces, durante este tiempo de espera global, ¿hay lecciones que aprender?

Ahora tenemos tiempo para estar más atentos a nuestros propios cuerpos y al bienestar de los demás. Debemos tener cuidado de no minimizar la amenaza del corona virus, sino tomar todas las precauciones razonables para protegernos a nosotros mismos y a los demás. La mayoría ahora tenemos más tiempo para nosotros mismos, para leer, estudiar, meditar, orar, conectarnos, crear. Después de reducir la velocidad, podemos celebrar el regalo de tener familiares y amigos, incluso a distancia. Puede ser un momento para crecer, desarrollar paciencia y aprender a apreciar a los demás y los sacrificios que hacen por nosotros. Es una oportunidad para darnos cuenta de que nosotros también somos visitantes en este mundo, pasando por algunos años, días y horas. Y mientras estamos aquí, debemos aprender a ser respetuosos y responsables los unos con los otros, con el mundo y con nuestra propia alma. También es una oportunidad para cuestionar nuestras elecciones. Para darnos cuenta de que debemos actuar de manera más responsable con el medio ambiente. Ahora se confirma que nuestro ritmo de vida está asfixiando al planeta. Una vez que disminuimos la velocidad, la naturaleza comenzó a regenerarse.

La evidencia científica ha demostrado que nuestro abuso de animales, en particular la dieta centrada en la carne, no solo contribuye a la contaminación, a las enfermedades cardíacas, cánceres, muerte prematura, etc., sino que es un factor causal significativo de las pandemias mundiales. Es hora de considerar opciones más viables y saludables, como una dieta vegetariana.

Es hora de considerar comportamientos alternativos que respeten la naturaleza, la vida, nuestros cuerpos, nuestro planeta y los propósitos divinos a los que estamos llamados. Es hora de aprender a medir el progreso no solo por el Producto Bruto Nacional, sino también por nuestra salud colectiva, felicidad, tranquilidad y progreso espiritual.

No es el momento ahora ni nunca, de sucumbir al miedo, atacar a los que son diferentes, o más vulnerables, o de otras religiones, o nacionalidades, o etnias, y tampoco de aumentar las tensiones raciales o comunales. Los virus no distinguen entre personas, tampoco nosotros deberíamos. Dios nos dio este mundo a todos, aprendamos entonces a compartirlo como iguales. Nuestra oración de pedido es que al final de esta crisis seamos mejores humanos… más introspectivos, más agradecidos, más abiertos a conectarnos con otras personas y con Dios. Y, lo suficientemente humildes como para darnos cuenta de que las cosas han sido así, debido a la cultura materialista de alta presión a la que nos hemos suscrito, la cual nos ha demostrado fehacientemente que no es la forma en que las cosas deben ser.

La Sociedad Internacional para la Conciencia de Krishna, o ISKCON, es una tradición Gaudiya Vaishnava (monoteísta) dentro de la más amplia familia de creencias védicas o hindúes. Fundada en 1966 por Srila A.C.Bhaktivedanta Swami Prabhupada en la ciudad de Nueva York, ISKCON se ha convertido en una comunidad mundial de 600 templos, así como eco-aldeas, institutos educativos y escuelas, restaurantes vegetarianos y proyectos de ayuda alimentaria. El brazo editorial de ISKCON, Bhaktivedanta Book Trust, ha publicado más de 525 millones de libros y revistas en docenas de idiomas que enseñan la cultura del bhakti-yoga, o la devoción a Dios.

Una declaración de la Sociedad Internacional para la Conciencia de Krishna, Ministerio de Comunicaciones de ISKCON
Anuttama Dasa, Director
2 de mayo de 2020.

Contactos locales:

Baladeva Dasa
Director de Comunicaciones para ISKCON Latinoamérica
baladevabbs@hotmail.com

Amara Gauranga Das
Presidente Iskcon Chile
amara@iskcon.cl

Cintamani Madhavi Devi Dasi
Directora Comunicaciones Iskcon Chile
comunicaciones@iskcon.cl

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